Tanto hombres como mujeres, hace siglos atrás tuvieron la necesidad de preservar su ser, convirtiendo su cuerpo en su principal arma, fortaleciéndose física y mentalmente.
De ahí en más, varias artes marciales surgieron y entre ellas el Karate Do. Afortunadamente, con el transcurso del tiempo, se fue incrementando la cantidad de personas que practican algún arte marcial, como así también, los maestros e instructores que dan clases.
Posiblemente, el aumento de practicantes se deba a los beneficios fisiológicos y psicológicos que le brinda el arte marcial, en conjunto con el enriquecimiento espiritual, de suma importancia para todos los individuos. Haciendo referencia al Karate Do, aquellos beneficios fisiológicos, psicológicos y espirituales se han de optimizar cuando se entrena el Kata; disciplina del Karate Do donde el karateca exhibe una secuencia de movimientos establecidos y coordinados; el mismo se caracteriza por poseer técnicas defensivas y ofensivas. En el Kata , se puede percibir la trasmisión de sensaciones a través del cuerpo, la expresión del alma; o bien; la esencia del Karate Do.
Esto es lo que demuestra el componente artístico del arte marcial.
Es necesario aclarar que lo anteriormente mencionado no se adquiere de un día para el otro; sino que hay que ser tenaz y prepararse física y mentalmente, tal como unidad. Esta completa preparación, también, resulta de gran utilidad para el desarrollo de las diversas
actividades de nuestra vida cotidiana. El Karate Do y su filosofía permiten que la destreza física, mental y espiritual se convierta en
arte y para que aquello ocurra, hay que practicarlo, percibirlo y disfrutarlo.
Andrea Brun
Lic. Educación Física
Instructora de Karate Do
